domingo, 5 de enero de 2014

Cómo iba a escucharme.

Anoche hubo un fuerte viento horrible. Estaba sola en casa y las persianas parecían a punto de estallar.
Los cristales temblaban y el toldo de mi terraza impactaba con garra contra la barandilla una y otra vez.
Habían porta velas rotos por el suelo, macetas derramadas y mucho polvo. Me hallaba escondida bajo un edredón de pluma de lo más cálido. Di vueltas, unas cuantas, sobre el colchón; me coloqué la almohada encima de la cabeza para tapar de algún modo mis oídos. Sufría. Empecé a pensar lo peor; tal vez, de un momento a otro se desataría un huracán, o por algún extraño motivo se iniciaría un terremoto. Y yo estaba sola, y sin saber qué hacer. Comencé a pensar en mi familia, a unos cuantos kilómetros de mí, "¿estarán bien?". Cuando parecía que la calma acechaba, un enorme rugido volvía a acelerar mi corazón. Y le pedía que parara, que se relajara. Se lo pedía por favor. Tenía miedo, del viento, de su sonido, de sus causas y consecuencias. "Por favor, para ya. Por favor". Pero no me escuchaba, él seguía atronando contra mi ventana sin altruismo.
Y cómo iba a escucharme, si tengo un edredón, y almohadas, y paredes.
Cómo iba a escucharme si tengo cocina, comida, baño. Agua caliente, agua potable.
Cómo iba a escucharme si tengo risa, familia, dinero, trabajo.
Cómo iba a escucharme si aún me quedan lágrimas para llorar y ganas de sonreír.
Cómo iba a escucharme si tengo pájaros enjaulados, y conejos. Iguanas entre cuatro cristales, y creo que los peces van al estómago en vez de al mar.
Cómo iba a escucharme, si como animales que otros humanos han matado. Y escondo plantas en casa, y planto palmeras en ciudades.
Cómo iba a escucharme si tengo familia cerca, y viva. Si no he de preocuparme por vivir más tiempo.
Cómo iba a escucharme si nunca pienso en la muerte, si me dan miedo los ruidos, y el viento. Si temo a las cucarachas y grito ante un ratón.
Cómo iba a escucharme si tengo estudios, y libros, bolígrafos, lápices, hojas. Futuro.
Cómo iba a escucharme si me preocupo más por la "vida" de mi móvil que por la mía propia.
Cómo iba a escucharme si miro la tele todos los días. Si tengo alcohol y drogas de todas las formas.
Cómo iba a escucharme si tengo todas las facilidades para conocer y no reparo en ello.
Cómo iba a escucharme si hay quien sufre por su existencia segundo a segundo, de sol a sol. Y pierden familiares en cada respiro, y cuando pestañean absorben una nueva enfermedad sin cura. Si luchan por seguir adelante, y aún sin tener una sábana con la que taparse, siempre donan sonrisas de bondad.
Cómo iba a escucharme si tenemos tanto, tanto tanto, que es más fácil que les escuche a ellos.


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